Por NoradoaEn mayo de 2013, la televisión de Aragón abría informativos con la noticia de que Aragón y Cataluña volvían a estar conectadas por medio de pasarelas y del puente colgante del embalse de Canelles. El jalón no se producía desde hacía más de 60 años, cuando el antiguo puente que comunicaba las dos riberas quedó anegado por la construcción del embalse, a propósito de la llegada de las hidroeléctricas. Tras la primera pasarela, se sigue bordeando la pared hasta lograr la segunda pasarela, más larga. Mide 97 metros de largo y un desnivel de 50 metros. Es el tramo más espectacular, lugar desde donde se divisa el puente colgante del Siegue.
Y sientan lo mismo que sentían nuestros compatriotas en el siglo XIX. Paren en su mitad a respirar el aire limpio del Pirineo y escuchen el sonido del río Ara. Observen bien los cables y sus datos, no verán otros iguales.
Puente Colgante En Puente De Motañana
Los cables del puente, desde el siglo XIX hasta hoy. Y es en este punto, a mitad de siglo, cuando llegaron los problemas. Recomiento a todas la gente que hagan un poco de monta;a se animen y disfruten de las imágenes tan maravillosas que exhibe en este rincón la naturaleza. Si alguien quiere mas información sobre como puede llevarlo a cabo apoyándose con lanzaderas de un lugar a otro y otras alternativas podéis visitar las paginas siguientes. Solo recomendar, para aquel que sea por primera vez que la efectúa, que lo lleve a cabo desde Montfalcó (bien haya pasado la noche allí mejor) hacia el estacionamiento de la Masieta, el sentido de las escaleras es subir.
Por nastyakamyshevaLa ruta desde el cobijo de Montfalcó hasta La Masieta, en Mont-rebei, tiene una longitud de 8,4 km (17 kilómetros ida y vuelta). La dificultad es media y, para regresar, poseemos la opción de ofrecer media vuelta por el mismo sendero, contratar un servicio de taxi o llevarlo a cabo navegando en canoa por el río. En el extremo oriental de Huesca, en el límite con la vecina provincia de Lleida, están las pasarelas de Montfalcó, una fabulosa obra humana anclada a la pared de roca que permite linkear caminos en un paisaje de absoluto vértigo. Tras descender de la gruta, seguiremos el paseo por el congosto y próximamente nos vamos a encontrar con el desenlace del mismo, donde las paredes verticales que lo conforman comienzan nuevamente a abrirse. El camino continua en despacio ascensión por la ladera hasta nuevos puntos de interes, aunque nuestro recorrido finaliza en este punto.
La Ruta Del Vértigo: Las Escaleras Acantiladas De Montfalcó
En cualquier caso, si hacéis toda la ruta, les las encontraréis. Nos encontramos apasionados sobretodo en realizar la una parte de las escaleras y los puentes colgante, en tanto que nos dijeron que es increíble. La otra alternativa es sin pasar por Aragón, pero la carretera es algo mucho más complicada. Antes de llegar a Balaguer subirías por la C-13 bordeando el Pantà de Camarasa y superando la Serra del Montsec dirección Tremp. Antes de llegar a Tremp puedes tomar la C-1311 hacia Puente de Montaña. Desde el lado aragonés, el punto de inicio es el refugio Casa Batlle, que forma parte a la Federación Aragonesa de Montañismo .
Al lado de ellas, el puente colgante de 35 metros de largo que cruza de Huesca a Lleida, otro emocionante paso en este paraje tan singular. Desde Huesca tomamos la carretera N-240 en dirección Lleida y a la altura de Barbastro nos desviamos dirección Ainsa, Benasque. Unos kilómetros mas adelante tomaremos la N-230 dirección Viella. Unos 400 metros antes de llegar a Puente de Montañana, tomamos el desvío a la derecha en dirección Tremp por la Carretera C-1311. Unos 500 metros tras pasar el puente sobre el río Noguera Ribagorzana nos encontramos un desvío a la derecha que nos señala la dirección a proseguir hacia la reserva Congosto de Mont-rebei. Tomamos esta angosta carretera pavimentada a lo largo de 8 km hasta llegar al indicador del estacionamiento de la Masieta, donde dejaremos el vehículo.
Qué Ver En Panticosa, El Genuino Corazón Del Pirineo Aragonés
En España no tardamos en tener el primero, el puente de Burceña, en Barakaldo, de 1922 y el segundo en Bilbao, el de San Francisco, en 1828. Eran puentes de tableros de madera que colgaban de cadenas, como las del puente de Budapest, por servirnos de un ejemplo. Este género de puentes que tiene sus antecedentes en los remotos pasos de lianas, se desarrollaron con la industria hierro y comenzaron a construirse en los primeros años del siglo XIX en Norteamérica. En Europa entre los primeros ejemplares fue el Union Bridge, entre Inglaterra y Escocia, desarrollado por el Capitán de la Marina Inglesa Samuel Brown en 1820.
Esto se origina por que los ingenieros en este momento manejamos términos como el confort de los individuos, o sea, si el puente se desplaza demasiado nos parece inseguro, pese a que no lo sea. Pero esto es algo que se mejoró en el siglo XX debido, entre otras, a las amargas vivencias del siglo que nos ocupa. En aquella temporada se aceptaba que los puentes colgantes se movían bastante, e inclusive era algo que se llevaba con elegancia, como prueban las canciones que se cantaban en Bilbao a su puente de San Francisco.
Ante semejante desastre el ministro del Interior francés escribía a los prefectos una circular sobre los riesgos de los puentes colgantes. Y pocos días después el puente de Roche Bernard, de prácticamente 200 metros de luz, se hundió por efecto del viento. Este último hecho motivó que esta clase de construcciones quedara condenada durante décadas en el país vecino. El primer aviso de que esta tipología podía tener problemas estructurales se causó en Broughton, cerca de Manchester, donde en 1831 murieron 66 soldados al pasar por su puente colgante.