Siempre tiene gentes, venidas de todas las partes de España y aún más allí, para venerar este sagrado lugar donde radica María, la Madre, la Señora, siempre y en todo momento con los brazos y el corazón libres para bendecir, amparar, y consolar. No sólo el día 12 de octubre, que se celebra su celebración, sino más bien cada día una cantidad enorme de corazones se postran frente ella en este favorecido rincón de oración, de recepción de sacramentos, de experiencia de nuestra fe. La Sagrada Escritura charla de la columna que guiaba al pueblo de Dios durante el destierro hacia la tierra prometida. Esa columna debe ser para nosotros este Pilar de Zaragoza, que ha recibido a través de los siglos, la fe de nuestros progenitores y que ha amparado a cuantos a ella, a María, se han dirigido.
Muchos historiadores y también investigadores defienden esta tradición y arguyen que hay una secuencia de monumentos y testimonios que demuestran la presencia de una iglesia encargada de la Virgen de Zaragoza. El más viejo de estos testimonios es el popular sarcófago de Santa Engracia, que se guarda en Zaragoza desde el siglo IV, en el momento en que la santa fue torturada. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago. La imagen de la Virgen con el Niño situada de pie sobre una columna de jaspe, conocida con el nombre de Nuestra Señora del Pilar, no de la columna como sería lo correspondiente por su iconografía, recibe hoy fervoroso culto en la Santa Capilla, obra proyectada por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez en la época del siglo XVIII dentro del nuevo templo que había sido iniciado a fines del siglo XVII e inaugurado con enorme solemnidad el día 12 de octubre de 1718. Las obras fueron iniciadas bajo el mecenazgo de la reina doña María de Castilla, mujer del rey don Alfonso V de Aragón, “el Magnánimo”, con aportaciones económicas de instituciones civiles, como la comunidad de aldeas de Daroca, y religiosas como el respaldo personal del arzobispo de Zaragoza don Francisco Climent Sapera (1416-1419 y 1429-1430), que había sido Prior de Daroca entre 1394 y 1404.
La Imagen De La Virgen
Los documentos dicen textualmente que Santiago, “pasando por Asturias, llegó con sus nuevos acólitos mediante Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la localidad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. No se debe desechar la idea de que podría haber sido en Olite donde estableciera Juan de la Huerta sus primeros contactos con miembros de la familia real, que podrían haber facilitado un posterior encargo para tallar la imagen de la Virgen con el Niño de la capilla del Pilar en Santa María la Mayor de Zaragoza. La noticia de que “se quemó el retablo y muchas y distintas joyas” en la capilla de Nuestra Señora del Pilar, no tardó en llegar a la corte de Navarra a través de un mensajero comisionado por el Cabildo, don Domingo Galve, quien realizó varios viajes a Pamplona para reportar a la reina de lo sucedido. En 1456, después de dos tentativas ineficaces por la mala calidad del alabastro para esculpir las figuras yacentes de los duques de Borgoña, Juan de la Huerta abandonaba decepcionado para siempre su residencia de Dijon, a pesar de las llamadas reiteradas del duque Felipe el Bueno que creía que “no hallaría en ningún otro sitio a un hombre que supiese hacerlas con igual perfección”. De este modo, por servirnos de un ejemplo, 4 de octubre de 1444 el arquitecto Juan Poncelet, a quien Juan de la Huerta había hecho venir de Lyon para asistirle con las arquitecturas de alabastro de las tumbes ducales, la demandó su sueldo, paro el maestro aragonés en la mitad de un enorme alboroto le atacó en la cara con una navaja.
Se menciona como testigo del hecho que sucedió en su taller de Dijon, a Hugo, hijo del artista. Y rodeando los 4 lados de la doble caja sepulcral, las imágenes de los plorantes en reacciones dolientes, acogidos bajo arquitecturas góticas flamígeras en forma de claustro continuo protector, que rememoraban el cortejo fúnebre del planto el día del funeral. La Profesora María del Carmen Lacarra Ducay, Catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, ha investigado la vida y obra de este artista. Estas indagaciones quedaron reflejadas en su discurso de ingreso como Académica de Número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza que tuvo lugar el 23 de Noviembre de 2021.
Juan De La Huerta Y La Imagen De La Virgen Del Pilar De Zaragoza
Sobreviven en su rincón de origen, relativamente restauradas, el llamado “Pozo de Moisés”, fuente que ocupaba el centro del gran claustro, coronado por un Crucificado y cubierto por los profetas del Antiguo Testamento, Moisés, Jeremías, posible retrato de Felipe el Atrevido, David, Zacarías, Daniel e Isaías, obra de Claus Sluter, realizada entre 1360 y 1406. Y la portada occidental de la iglesia, pieza maestra de Claus Sluter, efectuada entre 1389 y 1392, con la imagen de la Virgen con el Niño en posición erguida en el parteluz, flanqueada en sus jambas por las figuras arrodilladas del duque Felipe el Audaz, anunciado por san Juan Bautista, y de Margarita de Flandes acompañada por santa Catalina de Alejandría. Lo cierto es que desde antiquísimo se la venera a la Virgen María del Pilar en este sitio de Zaragoza (España) y que desde antiquísimo también se levantó en su honor una sencilla capilla que con el tiempo fue dando rincón al suntuoso templo mariano donde hoy recibe visitas de todos y cada uno de los cristianos venidos de todas partes del mundo. Y está claro que es el Templo de la raza, el que marca los jalones por los que se desplaza la fe en España y en los pueblos que de los españoles han recibido la fe de Jesucristo y el amor hacia su Madre. El autor de estas esculturas ha sido reconocido con el escultor flamenco Jehan Lome, natural de Tournai, al sur de Bélgica, que tenía su taller en Olite desde 1411, fecha en que vino al reino de Navarra contratado por el rey Carlos III el Noble , padre de doña Blanca, para efectuar entre octubre de 1413 y julio de 1419, el doble sepulcro del rey de Navarra y de su mujer doña Leonor de Castilla, designado a la catedral de Pamplona donde continúa.
Una vez acabó el apóstol Santiago su predicación en Galicia (España), se fue a Zaragoza, donde corrió varios peligros. Una noche, Santiago estuvo rezando intensamente con ciertos discípulos al lado del río Ebro, cerca de los muros de la ciudad, pidiendo luz para comprender si debía quedarse en Zaragoza o escapar. Él pensaba en María Santísima y le pedía que rogara con él para pedir consejo y ayuda a su divino Hijo Jesús, que nada podía entonces negarle. De pronto, se vio venir un resplandor del cielo sobre el apóstol y se dieron a conocer sobre él los ángeles que entonaban un canto muy armonioso mientras traían una columna de luz, cuyo pie, en la mitad de un rayo luminoso, señalaba un espacio, a pocos pasos del apóstol, como señalando un ubicación preciso.
Imágenes De La Virgen
El almacenaje o ingreso técnico que es empleado exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin una requerimiento, el cumplimiento voluntario por la parte de su distribuidor de servicios de Internet, o los registros auxiliares de un tercero, la información guardada o recuperada solo para este propósito es imposible usar para identificarlo. El almacenaje o ingreso técnico es requisito para la finalidad lícita de guardar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Grandioso monumento funerario que prueba su deuda con las tumbas ducales de la Cartuja de Champmol. Con Jehan Lome trabajaron otros muchos artistas de diferente origen creándose en Olite un importante taller difusor del estilo franco-borgoñón y flamenco en distintas ciudades navarras, cuyos modelos se propagaron por el valle del Ebro. El encargo de la imagen de la Virgen con el Niño al imaginero Juan de la Huerta formaría parte del programa de reconstrucción de la capilla abierta al claustro donde se adoraba la sagrada columna en la basílica de Santa María la Mayor de Zaragoza, capilla que se vio afectada dificultosamente por un incendio fortuito durante la prelatura de don Dalmau de Ratón, arzobispo de Zaragoza entre 1431 y 1456.
Santas
La imagen de la Virgen del Pilar que los fieles contemplan en su camerino de la Santa Capilla está coronada con corona imperial y, en el centro de la misma, con una aureola de brillantes. A sus pies, rodeando el pilar, viste uno de los muchos mantos ofrecidos por los leales, instituciones y asociaciones.
La tradición, como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que se preservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época instantaneamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, en el momento en que los apóstoles predicaban el Evangelio. Se dice que, por entonces , el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, predicaba en España.Santiago obtuvo la bendición de la Santísima Virgen para su misión. En los contratos preservados firma siempre y en todo momento como “imaginero, natural de Daroca, y aragonés”, y parece que sus numerosos compromisos no le habrían hecho romper los lazos con su país natal. Es lo que puede interpretarse de un archivo de 1 de noviembre de 1457, según el que Juan de la Huerta era obligado a comparecer frente al Oficial de Besançon gracias a un deber concertado en 1447 y no cumplido en la fecha prevista. El escultor manifestaba en el proceso no admitir las competencias del oficial de Besançon para evaluar, y su exigencia de que la convocatoria fuera reenviada frente al Oficial de Zaragoza, su juez ordinario, donde tenía «lares et domicilum”, lo que señala el cuidado de lazos personales con su país de origen. Cuando los visitantes nos aproximamos a “ver a la Virgen” hasta la basílica de Nuestra Señora del Pilar, como creyentes vemos en la imagen de la Virgen un resumen del furor habitual y a ella elevamos nuestras oraciones, gracias o peticiones.